La ermita de la localidad está dedicada a San Pedro y ha sido restaurada por el Centro de Estudios del Románico.
Consta de una sola nave con un ábside cuadrado a la cabecera y una espadaña a los pies. El ábside está iluminado por una ventana con arco de medio punto y sin adornos y una pequeña aspillera.
La portada es de arco apuntado. Un guardapolvo con adornos en diente de sierra son su único adorno.
Bajo el alero del tejado hay canecillos con ornamentación de tipo geométrico, aunque hay algunos con motivos animales o personajes humanos, todos ellos muy desgastados.
La espadaña tiene tres vanos como es habitual en la zona.
En el interior, el ábside tiene bóveda de cañón apuntado y la nave se cubre con techumbre de madera.
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